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Paracaídas

El paracaídas funciona aprovechando la fricción entre la campana y el aire.  La fricción es una fuerza que desacelera un objeto en movimiento que está en contacto  con un gas, líquido o sólido. Sin paracaídas, una persona cayendo al vacío desde un aerostato desciende atraído por la fuerza de la gravedad terrestre y acelerando el ritmo de caída hasta una velocidad  superior a 160 km/h. Cuando el paracaídas se abre, la gran superficie de la campana entra en contacto  con las moléculas del aire en la atmósfera. Esta fricción frena al paracaidista hasta una velocidad aproximada de 22,5 km/h, un impacto aun así considerable si no tienes práctica.  Los profesionales han aprendido a aterrizar con seguridad. Material Un trozo de plástico Un pequeño muñequito de plástico (el paracaidista) Tijeras Procedimiento Recorta un circulo en el plástico, cuanto más grande sea mejor sostendrá en el aire  al paracaidista (un radio de 30 cm estaría bien). Ata cinco trozos de hilo al círculo de plástico, a una distancia del borde (a unos 3 cm)  lo suficiente como para que no se te rompa el plástico. Las cuerdas deben ser todas de la misma longitud (unos 45 cm), ata los otros extremos  de los hilos juntos al muñeco. Para que funcione debes colocar correctamente el plástico envolviendo al muñeco sin que los hilos  se enreden. Ahora solo tienes  que lanzarlo hacia arriba, cuanto más alto mejor.